Me quedo con lo que aprendo
Hoy vengo a confesar que mi experiencia con el sexo opuesto ha sido poco gratificante. Me han hecho sentir la más deseada del mundo, no lo niego, pero al mismo tiempo, me he sentido la persona más horrenda del mundo. He sido pretendida por chicos realmente guapos, otros no tanto; me han intentado conquistar cerebros escasos, chicos cultos... Soy creyente de que los hombres son diferentes entre sí, no todos son idiotas. Sin embargo, la mayoría de mis experiencias están muy alejadas de un bonito recuerdo.
Cuando te hacen daño una vez, quedas marcada para siempre. Pero si te lastiman en cada relación, entonces hay un problema mucho más grave: la del error es una misma. No quiero decir que las mujeres tenemos la culpa de que nuestras relaciones fracasen, la culpa es de dos. No obstante, la soledad es el mayor aliciente. A veces, los amigos toman su rumbo, la familia continúa con su vida y solo queda sentarse a esperar a que alguien se acuerde de ti. Entonces, llega una persona a la cuál no estás segura de querer. Aún así, enrollas el corazón en cinta y se lo entregas esperando que lo cuide y lo mantenga vivo. Es un contrato: tú le das "una novia" y él te da compañía. Es lo peor que puedes negociar: tu tiempo.
Aprendí que es mejor estar sola a tener que toparme idiota tras idiota. Desde el más básico que va de gracioso y chulo hasta el más hiriente que aún cuando van tomados de la mano con toda la ilusión puesta en su relación, él te pregunta si ya viste lo sexy que es la chica del otro lado. Pero gracias a esas experiencias aprendí muchas cosas que ahora puedo poner en práctica como...
- Aprender a escuchar cuando alguien te avisa sobre la situación.
- A respetarme. No tengo porqué ser humillada.
- No confiar demasiado rápido y fiarte de tu intuición.
- A quererme, con todos mis defectos. Si le intereso a alguien no le importarán mis fallos y me ayudará a mejorar.
- A tomarme mi tiempo para conocer personas y no correr. Nadie me persigue.
- Aprendí que no debo estar en lista de espera. Si alguien es tan importante para mí, puedo ser lo más valioso de su vida también.
Cuando te hacen daño una vez, quedas marcada para siempre. Pero si te lastiman en cada relación, entonces hay un problema mucho más grave: la del error es una misma. No quiero decir que las mujeres tenemos la culpa de que nuestras relaciones fracasen, la culpa es de dos. No obstante, la soledad es el mayor aliciente. A veces, los amigos toman su rumbo, la familia continúa con su vida y solo queda sentarse a esperar a que alguien se acuerde de ti. Entonces, llega una persona a la cuál no estás segura de querer. Aún así, enrollas el corazón en cinta y se lo entregas esperando que lo cuide y lo mantenga vivo. Es un contrato: tú le das "una novia" y él te da compañía. Es lo peor que puedes negociar: tu tiempo.
Aprendí que es mejor estar sola a tener que toparme idiota tras idiota. Desde el más básico que va de gracioso y chulo hasta el más hiriente que aún cuando van tomados de la mano con toda la ilusión puesta en su relación, él te pregunta si ya viste lo sexy que es la chica del otro lado. Pero gracias a esas experiencias aprendí muchas cosas que ahora puedo poner en práctica como...
- Aprender a escuchar cuando alguien te avisa sobre la situación.
- A respetarme. No tengo porqué ser humillada.
- No confiar demasiado rápido y fiarte de tu intuición.
- A quererme, con todos mis defectos. Si le intereso a alguien no le importarán mis fallos y me ayudará a mejorar.
- A tomarme mi tiempo para conocer personas y no correr. Nadie me persigue.
- Aprendí que no debo estar en lista de espera. Si alguien es tan importante para mí, puedo ser lo más valioso de su vida también.
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