Los defectos son virtudes
¿Recordáis esa etapa entre
los cuatro y once años en la que no os preocupabais por nada, no os veíais
ningún defecto?
¿Y de cuando llegaron los
malditos doce, en los que todo tú era un defecto?, nos preocupábamos por el
color de nuestra piel, que estábamos gordos, que qué feo somos nos decíamos
cada vez que nos mirábamos al espejo, pero peor todavía era salir a calle y que
alguien te dijera que lo eras. Ya te acababa matando, porque no solo tú lo veías,
también los demás.
Y así entrados los
dieciocho, te empiezas a dar cuenta de que todas las opiniones ajenas no
merecen la pena, que perder kilos porque los demás te llamaban gordo tenía sus
consecuencias, te dejaban estrías, esas marcas que ahora odias, solo por hacer
caso a lo demás cuando ninguno de ellos debían influir en ti. Y que ahora según
tú, es tu defecto, pero qué más da, si ya nada te importa. Siempre vamos a ver
defectos en nosotros tengamos la edad que tengamos, porque si no es uno, es
otro, porque nadie es perfecto.
Pero, ¿no te has parado a
pensar que tus defectos pueden ser tus virtudes, tu diferencia frente al resto?
Nadie tiene las mismas estrías que tú, ni los mismo michelines, ni nadie va a
conseguir ese tono tan blanco o tan negro que tienes. Eres único, tus defectos
te hacen único, así que comencemos a mirar los defectos como si fueran virtudes
y dejemos que esas estrías se queden como cicatrices del pasado por todo lo que
hemos sufrido y que cada vez que las miremos recordemos que tenemos que seguir
para adelante queriéndonos tal y como somos, sin que nos importen los demás.
Comentarios
Publicar un comentario